Podem generar alternatives al sistema

Nova-Innovació Social inicia el 3 de novembre diferents activitats pel nou curs 2011-2012, amb l’objectiu de compartir coneixement amb la ciutadania activa que cerca propostes innovadores per a la transformació social.
Tot seguit us presentem el calendari dels Dijous de Nova- Cicle d’Alternatives al Sistema, on un dijous al mes a les set de la tarda compartirem propostes innovadores sobre alternatives al sistema:
  • 3 novembre. R-Economia. Sobirania financera. Susana Martin Belmonte
  • 15 desembre. Cooperativa Integral Catalana. Enric Duran. Cooperativa Integral Catalana
  • 12 gener. Democràcia Econòmica. Toni Comin i Luca Gervasoni. Democràcia econòmica
  • 2 febrer. Democràcia inclusiva. Blai Dalmau. Grup d’Acció de Democràcia Inclusiva de Catalunya
  • 1 març. Decreixement. François Schneider, Marta Conde i Filka Sekulova. Recerca & Decreixement
  • 29 març. Democràcia Líquida. José Fernando Moyano i Òscar Plens. Democràcia Líquida
  • 3 maig. Ecodemocràcia cooperativa. Jordi Garcia Jané. Xarxa d’Economia Solidària
  • 31 maig. Economia de l’Equilibri Dinàmic. Martí Olivella. Nova – Innovació Social
Inici a les 19h. Àgora Catalunya, Plaça Catalunya 9, 4t 2a (cantonada Rambla Catalunya) de Barcelona.
A partir de les 21h, la conversa sobre el tema continua amb un sopar fred
Aforament limitat. Informació i inscripcions a info@nova.cat
També està oberta la inscripció a Tallers i Equips sobre:
  • Com millorar l’estratègia, l’acció i la comunicació noviolenta
  • Com fer més efectiva la participació en les assemblees i entre assemblees
  • Com organitzar un Pla de Transició per a un país i un món habitable per a tothom
  • Com generar i afavorir les iniciatives socialment innovadores
  • Com mobilitzar una Acció Comuna Transformadora (ACT!) global que toqui interessos creats

Ideas para Angela (y el G20)

En los últimos 15 días los líderes de los países del G-8 estais invitando a líderes de otros países clave emergentes para discutir un proyecto de “agenda de reformas para enfrentar los desafíos del siglo XXI” a una reunión el 15 de noviembre en Washington, que permita “tomar medidas comunes… para enfrentar cambios muy grandes y muy drásticos”: con una reforma de las instituciones financieras mundiales, como el Fondo Monetario Internacional y con la creación de mejores reglas para controlar los mercados financieros como una necesidad “urgente, para poder restaurar la confianza”.

Para Angela Merkel el objetivo está muy claro: “necesitamos nuevas ideas para que algo como esto no pase nuevamente”. Es decir, la principal crisis de confianza no es entre los bancos, la principal crisis de confianza es de los gobernantes con los asesores y economistas que durante 30 años os han dicho que no teníais que intervenir, que los mercados se autoregulaban; pero, sobretodo, la principal crisis de confianza es de los ciudadanos con vosotros los políticos que, por ignorancia o por complicidad, habéis aplicado políticas que ahora han fracasado rotundamente.

Como ciudadano anónimo, -en estos momentos el principio de autoridad no sirve de mucho– me permito sugerirle algunas ideas para que la ciudadanía podamos recuperar la confianza en usted, en todos nuestros representantes políticos, en nuestras instituciones; si tienen en cuenta estas ideas quedarán libres de toda sospecha de connivencia con los especuladores, que han perpetrado la mayor estafa de la historia.

La caída de Wall Street (la calle del Muro) para el capitalismo real es del mismo alcance que la caída del Berlin Wall (el muro de Berlín) para el socialismo real. Hemos quedado sin referentes de modelos de organización socioeconómica. La crisis es la gran oportunidad para replantear los objetivos de la economía y para experimentar nuevos medios. Hay muchas nuevas ideas surgidas por doquier que hasta ahora han sido despreciadas por los “sabios de este mundo” porque se habían sometido a los intereses de las multinacionales y de la élite de banqueros sin patria y sin escrúpulos y nos habían querido convencer del “fin de las ideologías y de la historia”.

Algunas de estas ideas para convertir la crisis global en oportunidad y para evitar que vuelva a repetirse, que pongo a su consideración y a deliberación pública parten de estos 3 principios:

A. La economia real debe estar orientada a conseguir la cobertura universal de las necesidades humanas básicas de todas las personas humanas de cualquier país del mundo, presentes y futuras, y no debe estar sólo al servicio de la distribución de dividendos entre los accionistas, ni de sueldos millonarios a los ejecutivos de las grandes multinacionales, ni de las ganancias a corto plazo de los especuladores financieros.

B. Las finanzas deben estar al servicio de la economía real y no al revés. Canalizan el ahorro en inversión y no deben convertir el ahorro en pura especulación sobre “papeles”, substrayendo recursos a la inversión real. Deben revisarse a fondo todas las regulaciones, instituciones y prácticas que contradigan este principio.

C. Debemos pasar de la sociedad de la información -con mucha opacidad real – a la sociedad de la transparencia, base de una transformación responsabilizadora. La sociedad de la información ha permitido aumentar la creatividad financiera, por delante de los reguladores y ha permitido aumentar el control sobre los ciudadanos por parte de los gobiernos, pero ¿por qué no permite esclarecer el volumen del fraude ni las responsabilidades empresariales y políticas en el mismo? La libertad, sin cobertura real de las necesidades básicas, es tan retòrica como la información sin transparencia.

El sistema financiero és un sistema tan o más vital que el sistema energético o alimentario, que el sistema político, judicial o de comunicaciones. Los sistemas vitales de la sociedad son un bien común que debe ser gestionado como un servicio público: no pueden dejarse en manos de intereses lucrativos privados, pero tampoco en manos de burocracias corruptibles. El dilema no está sólo en el peso de lo público o privado, del estado o del mercado. El dilema está entre transparencia responsable u opacidad sospechosa, entre una gestión pública -de los intereses del pueblo en su conjunto, controlada por éste– y una gestión privada –de los intereses de los ciudadanos, controlada por éstos-. Este control de abajo a arriba, esta transformación responsable hoy es posible gracias a la sociedad de la información convertida en sociedad de la transparencia. Cualquier otro camino servirá para hacer más ricos a los más ricos, aumentar la pobreza y la miseria de las mayorías y reforzar el sometimiento de la democracia a la dinerocracia: dejar el poder real y formal bajo el control de los que tienen más dinero, para que cada vez tengan más poder y más dinero.

Algunas medidas para concretar estos principios serían:

  1. La sociedad de la transparencia debe empezar por el sector público –que administra los recursos del pueblo-. Todos los presupuestos y su ejecución deben ser asequibles por internet para cualquiera de los ciudadanos que contribuye a los mismos. Hay que empezar con la total transparencia de las inyecciones de liquidez a los bancos. Todos debemos saber qué se hace con nuestro dinero: a quién beneficia, a qué tipo de interés y cuándo se devuelve. Y hoy esto es técnicamente posible y socialmente imprescindible para recuperar la confianza.

  2. Para recuperar la confianza necesitamos saber que los gobernantes representan los intereses del pueblo y no de oligarquías que, por diversos medios, condicionan a los gobiernos, a los parlamentos y a los sistemas judiciales. Hay que terminar con la financiación anónima de los partidos y de las campañas electorales, pero también con los fondos de los grandes lobbys o con créditos de los bancos que condicionan las políticas públicas. También hay que terminar con cualquier sospecha de corrupción: todas las administraciones públicas, todos los cargos electos y de confianza, todos los funcionarios públicos y todas las empresas y organizaciones que tengan contratos o subvenciones públicas deben acogerse a un régimen de transparencia en que se considerará un delito usar dinero efectivo (dinero negro) y sólo podran usar dinero personalizado (tarjetas, transferencias, cheques nominativos).

  3. Para reducir el fraude fiscal, los tráficos ilegales de personas, de droga, de armas, la evasión de divisas… la compra de información privilegiada, de publicaciones tendenciosas, de voluntades… hay que empezar a suprimir los billetes de banco de 500 €, que favorecen la impunidad de estos actos ilegales. Esta medida será mejor comprendida si previamente se aplica el régimen de transparencia de forma contundente en el sector público (punto 2).

  4. Con un sistema monetario personalizado (para que la justicia pueda documentar sus sentencias) e informativo (para que la sociedad, el estado y los mercados puedan conocer los datos actualizados de la economía), avanzaremos hacia una sociedad con una libertad responsabilizada y con una socialización del conocimiento, -más importante que socializar las empresas- necesarias para prevenir y gestionar los ciclos económicos con un conocimiento de causa protegido de las manipulaciones interesadas.

  5. Debemos reducir la cultura del endeudamiento y apostar por la cultura del ahorro y la autoinversión. Distinguir entre préstamos (con base de ahorro colocado a plazo) y créditos (con base de una reserva de los depósitos en cuenta corriente). Los préstamos son el negocio normal de los bancos; los créditos –creación monetaria- pueden gestionarlos los bancos, pero deben crearse en función de la necesidades de la economía real. Y para ello necesitamos disponer de un sistema monetario informativo que permita saber qué volumen de dinero es necesario en relación a las necesidades de la producción, la inversión y el consumo. En cualquier caso se debe aumentar drásticamente el porcentaje de reserva del 8% de los depósitos, acordada en Basilea II y hacerlo cumplir. Porcentaje claramente inferior en la mayoría de los bancos que han sucumbido, con la pasividad / complicidad de los bancos centrales y de las autoridades monetarias.

  6. Las bolsas, los mercados de valores deben captar inversores y no especuladores. Hay que reformar su funcionamiento para que no sean un simple casino. Hay que pasar del mercado continuo, que provoca oscilaciones especulativas, a la cotización de cada valor una vez por plaza y día.

  7. Con estas primeras medidas ponemos unas bases sólidas para afrontar otros excesos hasta ahora considerados “normales”: Supresión de los paraísos fiscales y consideración de delito de cualquier ubicación o transacción en o con ellos; Revisión y condonación de la deuda externa, instrumento de ilegítimo sometimiento de gran parte de la población mundial por compromisos que no la ha beneficiado y que la está convirtiendo a un estado de servidumbre. (el Sur paga al norte en concepto de intereses cada año 8 veces más que lo que el Norte aporta al Sur en concepto de ayuda al desarrollo); Aplicación de una tasa tipo Tobin sobre las transacciones financieras que reduzcan la codicia especuladora y que doten de recursos a los fondos para reducir la pobreza.

  8. La otra cara de esta subordinación de la sociedad y de la política a los intereses de las altas finanzas, de las grandes multinacionales y de los supersueldos de sus respectivos ejecutivos es la incapacidad de los gobiernos para cumplir con los Objetivos del Milenio para el 2015 (erradicar la pobreza extrema y el hambre, educación universal, igualdad entre género, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el SIDA, sostenibilidad ambiental y alianza mundial) que acordaron todos los países en NNUU. Con sólo 20.000 millones de dólares se cumplirían los objetivos previstos para el 2010. Los casi 3 billones de dólares que los gobiernos están aportando a los bancos para cubrir sus delictivas irresponsabilidades, representan 150 veces más de dinero que los que permitirían resolver la crisis global de las necesidades básicas no cubiertas de millones de personas (sin considerar las ayudas públicas a los sectores agrícolas en países industrializados de más de 376.000 millones de dólares y los gastos en armamento de 1,2 billones de dólares anuales).

  9. Una alternativa mejor que salvar directamente a los bancos, sería salvar a los ciudadanos. Las mismas cantidades aportadas por los estados o los bancos centrales si fuesen distribuidas entre los ciudadanos, en forma de renta básica, acabarían con el hambre y la miseria, dinamizarían la economía real, permitirían pagar las deudas y las hipotecas y evitarían la peligrosa acumulación en manos de los que ya han acumulado.

  10. En definitiva, la crisis potencialmente empezó con los acuerdos de Breton Woods en que los Estados Unidos sometieron según sus intereses a las nuevas reglas e instituciones financieras internacionales, gracias a la hegemonía que había adquirido con la Segunda Guerra y la debilidad y endeudamiento del Reino Unido y de las otras potencias vencedoras. Estados Unidos de nuevo reforzó las bases de la crisis actual en los años 70, con su ruptura unilateral de los acuerdos de Breton Woods, que convirtió al dólar libre del oro, en el arma más potente de dominio económico financiero y político. Lo que quedaba de Breton Woods y del Consenso de Washington ha muerto por su incapacidad de crear un sistema internacional equilibrado al servicio de la cobertura de las necesidades humanas básicas. Hay que crear un nuevo acuerdo internacional, en el marco de Naciones Unidas, que asegure la democratización de las instituciones financieras, comerciales y políticas internacionales. En un mundo globalizado han quedado obsoletas las instituciones y reglas creadas para salir de las crisis del siglo XIX que llevaron al fascismo y a la guerra total.

La aplicación de estos principios y medidas permitirán recuperar la confianza y los podemos resumir en dos:

  • los gobiernos deben ser transparentes con sus ciudadanos

  • los bancos deben ser transparentes con sus clientes.

Como todos estamos hartos de palabras, de discursos, de encuentros, de conferencias… debemos emprender una transformación responsable, de manera que cada uno -gobiernos, bancos, ciudadanía, organizaciones sociales- asuma su responsabilidad, con su parte de riesgo.

Para empezar propongo conseguir dos compromisos simples y concretos, como muestra de buena voluntad:

  1. Los gobiernos publicarán diariamente por internet –en una pàgina accesible y comprensible- todas las operaciones de inyección de recursos al sistema financiero, indicando los beneficiarios, las tasas de interés, las condiciones y plazos de devolución. Publicarán igualmente todas las operaciones ya realizadas o en curso en el último año desde el inicio de la crisis (cerca de 3 billones de dólares entre Europa y EUA). La transparencia prometida por los gobiernos no sólo debe realizarse en el Parlamento y entre los grandes partidos, sino para todos los contribuyentes.

  2. Los gobiernos y los bancos publicarán por internet los ingresos que reciban anualmente de los intereses de la deuda externa de los países del Sur y los ingresos acumulados en los últimos 20 años. (Actualmente el pago anual de estos intereses es 8 veces superior a la suma dedicada por el Norte en concepto de cooperación al desarrollo con el Sur y se convierte en una ilegítima losa para que los pueblos así empobrecidos puedan cubrir sus necesidades básicas).

Estos dos compromisos de transparencia con la ciudadanía deben realizarse antes del 30 de marzo del 2009. En el caso de que no se lleven a cabo, me comprometo -e invito a toda la ciudadanía activa a hacer lo mismo- a:

  1. Declararme objetor fiscal y deducir el 5% de mi renta para dedicarlo a campañas cívicas a favor de la transparencia y de la rendición de cuentas públicas, a favor de los Objetivos del Milenio…

  2. Retirar mis depósitos de aquellos bancos y cajas que antes de esta fecha no hayan publicado los ingressos provenientes del cobro de intereses de la deuda externa, e ingresarlos en aquellas entidades con compromisos de gestión ética de los recursos.

Esta crisis global –financiera, alimentaria, hipotecaria, climática, económica, política…- es el resultado de nuestra falta de responsabilidad como gobernantes y como votantes, como empresarios y como consumidores, como banqueros y como mini-especuladores…

Este sistema se muestra estructuralmente insostenible en lo social, en lo económico, en lo medioambiental, en lo financiero, en lo político… pero ha crecido y ha estallado con la colaboración o pasividad de gran parte de la ciudadanía. Ningún gobierno y ningún sistema se aguanta sin la cooperación de sus ciudadanos.

Entiendo que necesitamos una transformación no traumática, pero necesitamos una profunda transformación responsable sin la cual no podemos recuperar la confianza.

Creo que mi compromiso es no cooperar con la opacidad, con la corrupción, con la concentración de riqueza y de poder en manos de una élite mundial que todo lo compra y todo lo vende, no cooperar con todo lo éticamente inaceptable de este mundo estructuralmente injusto.

Sin transparencia, no puedo cooperar.

Ciudadanía anónima. 

Barcelona, 23 de octubre de 2008