by Martí Olivella | gen. 1, 2022 | 1. La Vida, 2. La Política
Mai no m’hauria imaginat
haver de tornar a començar,
ser objector a una nova obligació
considerada per la majoria com un deure.
La mili era un deure per a tot jove
que no volia ser titllat d’insolidari
en la defensa de la pàtria
enaltida com un bé comú inqüestionable.
Per a molts joves no era fàcil
oposar-se a fer la mili
i no tant sols per por a la presó,
ans, per la pressió d’amics i familiars.
De fet, era un mal tràngol necessari
per poder ser acceptat en societat,
poder estudiar, treballar o casar-se
calia ser pràctic i deixar la dignitat.
Us sona ara aquesta cançó?
l’objecció de consciència és un dret
a dubtar del que et vol imposar la majoria
emparada en la llei, la ciència o el costum.
Davant tanta “veritat” imposada sense contrast,
davant tanta “por” induïda a la malaltia i la mort,
davant tanta “falta de rigor” de periodistes i mitjans,
davant tant “negoci” descarat d’uns quants “ricachos”.
Em declaro objector de consciència
a la por induïda, a la mitja veritat repetida,
a la submissió a la norma i a la majoria,
a la vaccinació, al registre i al passaport COVID.
Assumeixo els riscos
que aquesta decisió pugui comportar
i espero no haver de provocar cap despesa sanitària,
com he procurat no fer-la al llarg de la vida.
La sort -i la voluntat- m’han permès tenir cura de mi mateix
sense dependre de metges ni hospitals,
enfortint la salut amb remeis
de velles tradicions i noves recerques:
estimar i ser estimat, descansar, dormir,
menjar sa i variat, fer exercici i caminar,
evitar l’estrès, gaudir de tot, viure amb sentit,
i, no vendre la dignitat davant tanta desmesura!
Martí Olivella i Solé,
objector de consciència al servei militar el 1975.
01/01/2022
by Martí Olivella | oct. 17, 2019 | 2. La Política
Entrevista de Berria a Martí Olivella
Del primer grupo de objetores a la mili (1975) i promotor de lluitanoviolenta.cat
¿Cuáles son las bases teóricas o fundamentos de la desobediencia civil noviolenta?
La desobediencia civil siempre es noviolenta, pública, colectiva con un objetivo político – no personal-. Su fuerza está en que al aceptar las consecuencias de no obedecer una ley considerada injusta, no solo la denuncia, sino que dramatiza el conflicto que esta ley injusta está provocando. El objetivo es poner en contradicción al legislador y a la justicia para que no puedan escapar a la necesidad de considerar si lo legal es legítimo.
¿Cómo se debe ejercer? ¿Cuáles son sus pautas o características principales? ¿Va más allá del derecho a la protesta o a la manifestación?
En el marco de la lucha noviolenta, tomamos una ley, norma, costumbre que consideramos injusta – por ejemplo la Ley Mordaza. 1. Intentamos su supresión con diálogo, con gestiones políticas. 2. Si no se hace caso o ni tan solo se permite hablar del tema, denunciamos la aberración que cualquier policía pueda sancionar, sin garantías judiciales, 44 diferentes comportamientos que la ley considera que atentan a la seguridad ciudadana, con multa de 300 a 600.000€… 3. Si la denuncia no surge efecto hay que pasar a acciones legales de no-cooperación (huelga, boicot,..). 4. Y si no surge efecto, pasamos a la desobediencia civil: una acción que infringe claramente la ley para poner en evidencia su carácter represivo. Por ejemplo, centenares de personas se ponen de acuerdo en infringir algún artículo significativo de esta ley de forma pública y coordinada, de manera que la represión provoque actos ridículos en quien la tenga que aplicar. Y, repetir este tipo de acciones, de forma perseverante… hasta lograr la retirada de la ley.
Con una estrategia de este tipo, se pueden enfrentar la mayoría de conflictos. En algunos casos, se puede aplicar un quinto elemento estratégico: creación de alternativas, ejercicio, de soberanías… no esperar a que la ley cambie para empezar a crear el cambio deseado.
¿Dónde empieza y donde acaba la protesta noviolenta? ¿el juicio ha rescatado el concepto de tumulto, que se ha vinculado a un tipo de fuerza o violencia. ¿Como se define la violencia entonces?
La lucha noviolenta, requiere acordar estrategia, entrenar actitudes y realizar acciones coherentes. Los poderes autoritarios siempre criminalizan la protesta, la disidencia, sea violenta o no. Pero hacen el ridículo cuando criminalizan las acciones noviolentas. Sobre todo cuando dicen “sin violencia se puede hablar de todo” y después no hablan de nada y condenan a personas que han apaciguado una manifestación proclamando que “Los violentos son el enemigo del pueblo” (Jordi Cuixart el 20 de setiembre de 2017).
Aunque el código penal no define “violencia”, y no hay una definición académica aceptada, podemos decir que la violencia es producir daños físicos o psíquicos en personas, también en cosas, de palabra, obra u omisión. Pero hay que añadir, que no solo hay violencia directa (cruenta, visible), sino también hay violencias estructurales (que provocan daños a la dignidad, la libertad, las condiciones de vida) y violencias culturales (que justifican las otras dos violencias).
Al uso desproporcionado de la fuerza por parte de la policía hay que llamarle violencia. A la limitación de derechos y libertades hay que llamarle violencia. A sentencias claramente injustas basadas en mentiras hay que llamarle violencia. Pero como el estado tiene el monopolio de la fuerza coactiva (legal, penal, policial, económica…), cuando el estado abusa de su poder, de su posición, se convierte en un estado autoritario. Y la respuesta efectiva no puede ser vencerlo con más violencia, sino con la desobediencia, como arma más potente de la lucha noviolenta.
¿En qué lugar deja la sentencia la tolerancia del estado respecto a la Desobediencia Civil?
El propio tribunal supremo había reconocido el derecho a la desobediencia civil como forma de mejora de la democracia. No puede criminalizar este derecho. Sí puede y debe condenar a los que usan la desobediencia civil para un objetivo de transformación política. El objetivo es devolver el conflicto al ámbito político visto que no es posible de afrontarlo en el ámbito judicial.
¿Cómo ves la creación y el discurso del Tsunami Democratic?
Desconozco quién hay detrás. Parece una apuesta por un nuevo tipo de gestión de movilizaciones noviolentas. Así es como lo enmarca su discurso. Habrá que ver si los objetivos de las acciones que propongan estan encaminados a lograr los objetivos generales del procés. Habrá que ver si los participantes sabrán mantener les actitudes propias de la lucha noviolenta evitando desvaríos y provocadores. El tema más delicado es el control ciudadano del propio Tsunami. En la media que las propuestas encuentren eco y sean efectivas crecerá la confianza.
Novact ofrece formación y asesoramiento a movimientos noviolentos. ¿En qué consiste?
Novact – Instituto Internacional por la Acción Noviolenta apoya iniciativas ciudadanas en distintos países (principalmente mediterráneos) que enfrentan conflictos con estrategia noviolenta. La formación – compartir conocimiento sobre experiencias – permite a los actores locales crear su propio camino.
Si bien la idea de desobediencia civil y cultura de la noviolencia está en el centro de la agenda, no es nuevo. ¿Siempre ha tenido esta fuerza? ¿por qué se sitúa ahora en el centro del debate?
Ha tenido fuerza creciente en el mundo en la medida que la lucha armada está condicionada por la conciencia de los efectos perversos de la espiral de violencia que genera cualquier conflicto y porque, su límite es la autodestructiva guerra nuclear donde todos salimos perdiendo. Lucha noviolenta y lucha atómica dos grandes innovaciones del siglo XX. ¿Con cuál podemos tener futuro?