Foro Social Mundial: nuevo impulso con un formato complementario

El Foro Social Mundial está vivo, tal como sugieren las recientes evaluaciones sobre sus primeros 10 años, evaluaciones que, a su vez, invocan la necesidad de encontrar vías para ir más allá de lo que ha sido hasta ahora: “transformar sin conducir”, “debatir y actuar”, ”diversidad con efectividad”.

Candido Grzybowski habla de “invención de sujetos colectivos que orquestan acciones concretas capaces de incidir en las diferentes situaciones o coyunturas sobre relaciones, estructuras y procesos de poderes en crisis pero todavía vivos y dominantes.” “El FSM servirá como caldo inspirador, pero sigue faltando la tarea difícil y continua de organizar a los sujetos colectivos, sopesar las oportunidades políticas y entrar en la lucha.” “La cuestión más delicada es la creación de coaliciones entre movimientos y organizaciones de ciudadanía activa con un máximo denominador común (…) sobre la agenda y la acción políticas. Hasta ahora la experiencia del FSM que ha tenido relativo éxito es la de campañas temáticas. Yo me refiero a acciones diferenciadas y coordinadas de una ciudadanía militante para asediar las estructuras y poderes constitutuidos.”.

Boaventura de Sousa Santos plantea: “¿Cómo evitar la dilapidación de las energías de transformación que el FSM ha generado? ¿Cómo construir alianzas transcontinentales entre los partidos y movimientos políticos con la convergencia de agendas realistas para realizar nuevas hegemonías? ¿Cómo hacer que el mundo cada vez sea menos confortable para el capitalismo depredador? Tal vez el FSM debe crear su propio FSM.”

El FSM está vivo, más allá de su incapacidad para generar respuestas a la altura de la crisis global; más allá del impasse entre los que quieren que sea un movimiento de acción y los que quieren que sea un espacio de encuentro; más allá de si debe realizar un evento mundial cada año o cada dos años…

El Foro Social Mundial está vivo porqué para millones de personas en el mundo se ha convertido en un referente de esperanza de que otro mundo es posible. El FSM está generando una nueva cultura política participativa, más allá de los partidos políticos, que en muchos lugares del planeta permite, como primer paso, que los movimientos, las organizaciones, los intelectuales… que estaban especializados, atomizados.. empiecen a conocerse y a tomar iniciativas comunes; que en el FSM de Belem se generen más de 30 declaraciones sectoriales y temáticas… que durante 2010 haya casi 30 foros temáticos o territoriales en el mundo.

El Foro Social Mundial está vivo porque como un espíritu que recorre el mundo permite identificar y connectar personas y organizaciones bajo un lema, bajo una necesidad, bajo un deseo… , más allá de siglas y de consignas; porqué el FSM se va convirtiendo en una red invisible e indestructible de complicidades y de articulaciones que crece y se hace más compleja.

El Foro Social Mundial como referente de esperanza, como idea mobilizadora y articuladora, continuará vivo más allá de que se hagan encuentros mundiales o no. Pero el Foro Social Mundial como espacio de articulación de acciones con capacidad para cambiar la correlación de fuerzas en los grandes temas de la globalización neoliberal o para generar alternativas al capitalismo avanza con demasiada lentitud en relación a las oportunidades y urgencias que la crisis global ha abierto.

Millones de personas, miles de organizaciones, centenares de plataformas y redes deseamos convertir esta crisis en una oportunidad de cambio profundo, de transformación hacia otros mundos posibles. Y mientras esto sucede, las reuniones del Consejo Internacional hacen análisis de coyuntura, deciden donde se hará el próximo Foro Mundial, comunican que el Foro durante 2009-2010 será un conjunto de foros esparcidos por el mundo… pero ninguna señal, ninguna pista, sobre como articular este deseo y esta necesidad de dar respuestas mundiales a “este mundo imposible e inviable”.

El FSM debe ir más allá de anunciar que “otro mundo es posible” a base de encuentros periódicos más o menos descentralizados. El FSM puede y debe generar espacios y procedimientos que permitan la libre articulación de respuestas sobre “como hacer posibles otro mundos”, respetando la Carta de Principios, pero aceptando que los encuentros de miles de personas durante unos pocos días no son el espacio adecuado para generar estas articulaciones de acciones globales.

El FSM ha sido posible gracias a internet para sus tareas vitales: la comunicación y la convocatoria, las consultas sobre ejes temáticos y la aglutinación de actividades, la inscripción de actividades y de participantes, la articulación de iniciativas de movimientos; la coordinación del Consejo Internacional y de las Comisiones… ¿Porque no usar internet también para dar respuesta a estos nuevos retos que el formato de encuentro físico de unos días con mucha gente no nos permite?

En el próximo Consejo Internacional de mayo 2010 en México, éste puede lanzar una Consulta Social Mundial hasta el Foro Social Mundial de Dakar en enero de 2011. Se trataría de que las miles de organizaciones y redes de todo el mundo que durante 10 años han participado en Foros Sociales, que han aceptado la Carta de Principios, que han vibrado con la llamada de que “otro mundo es posible”, puedan tomar parte en una Consulta Social Mundial sobre qué Acción Común Global para el año 2011, sería, para ellas, la más adecuada para lanzar desde el FSM de Dakar.

Los procedimientos para organizar la consulta no son complejos: un periodo para que cada organización o coalición envie su propuesta de acción global; un periodo para aglutinar y concretar las propuestas entre los proponentes; un periodo de consulta para que cada organización exprese la intención de comprometerse (por. ej. a un máximo de 3 acciones) y, por último, el lanzamiento en Dakar de la Acción Común Global del 2011 que haya tenido más apoyos. El encuentro será una oportunidad para coordinar la acción entre todas las organizaciones que lo deseen y para dar visibilidad al FSM y al mensaje de una acción transformadora global.

Una acción común global cada año no impide que las organizaciones  continúen con las acciones habituales según sus criterios y prioridades. La convergencia en una acción no niega la autonomía ni la diversidad: únicamente pretende aplicar en un punto la enorme energía de este movimiento planetario, para obtener así un resultado visible de mayor alcance.

De esta forma, gracias a una democratización participativa y deliberativa del FSM, se pueden resolver gran parte de los conflictos que ahora bloquean el FSM. Los procedimientos los ofrece, como hasta ahora, el Consejo Internacional; los contenidos y los compromisos los aportan las miles de organizaciones que quieran. Se fortalece FSM como proceso y como evento. Se facilita la articulación, pero no solo de las grandes organizaciones y movimientos que tienen los recursos para hacerlo.

La Comisión de Metolodogia del Consejo Internacional deberá estudiar como resolver algunos retos, como por ejemplo, el peso del compromiso de una pequeña asociación local o del de una gran red o organización internacional. Pero pueden haber soluciones. En cualquier caso no se trata de enfocar la Consulta como unas elecciones, con vencedores y perdedores, sino como una oportunidad para dar voz y capacidad de acción común a miles de organizaciones y de ciudadanos que anhelan poder contribuir a hacer posible otro mundo a escala global. “Pensar localmente y actuar globalmente”. Juntar cada año energía en una acción acordada entre todos los que quieren, —como hicieron los 100 millones contra la guerra de Irak—, no impide que cada uno continue con sus acciones habituales.

Debido a la magnitud de los retos a los que nos enfrentamos, la Consulta nos obligará también a reflexionar sobre la propia naturaleza de las Acciones Comunes Globales que, posiblemente, para tener efectividad, deben ir más allá de los procesos de sensibilización y de las manifestaciones multitudinarias y simultáneas de protesta. Habrá que ver como activar las capacidades de la ciudadanía nacional y global, para cambiar alguna correlación de fuerzas específica, un objetivo concreto alcanzable, actuando sobre los responsables de la crisis global (algunos estados, algunas grandes empresas, las grandes fortunas, algunos organismos internacionales…), a partir de nuestras capacidades de no cooperar con el sistema —de comprar o dejar de comprar ciertos productos, de ahorrar o dejar de invertir en ciertos bancos, de trabajar o dejar de trabajar en ciertas empresas—; de desobedecer leyes injustas, de votar o dejar de votar ciertos partidos, de dejar de pagar ciertos impuestos… Se trata de promover acciones populares, masivas, persistentes que se mantienen hasta conseguir el objetivo concreto de la Acción Común Global anual.

(*) Director de Nova – Centre per a la Innovació Social. Miembro del Consejo Internacional del FSM y de la Comisión de Metodología. Coordinador del Consenso de Barcelona sobre alternativas interculturales a la globalización neoliberal.

Barcelona, 18 de febrero de 2010